La devastación de más de 247 frailejones en los páramos de Telecom y Merchán, situados en el municipio de Saboyá, Boyacá, ha generado una preocupación urgente por el impacto ambiental que amenaza tanto a las comunidades humanas como a los ecosistemas. Estos páramos, declarados como Reserva Forestal Protectora en 1999, son esenciales para la regulación del agua y la conservación de la biodiversidad en Colombia.
¿Por qué son tan importantes los frailejones?
Los frailejones, plantas únicas de los páramos, tienen una función vital: capturan el agua de la niebla y la liberan lentamente, asegurando un flujo constante hacia los ríos y quebradas. Sin embargo, estas plantas crecen a un ritmo extremadamente lento, apenas un centímetro por año. Esto significa que la pérdida de cientos de ellas representa un daño casi irreparable para el ecosistema.
El daño en Saboyá
La destrucción ocurrió en el predio San Isidro, dentro del municipio de Saboyá, una zona clave para el abastecimiento hídrico local. La CAR fue informada sobre los hechos gracias a una denuncia anónima que evitó que el daño fuera aún mayor. Al eliminar los frailejones, se altera el equilibrio del ecosistema, afectando no solo la disponibilidad de agua para las comunidades cercanas, sino también a numerosas especies animales y vegetales que dependen de este hábitat.
Impacto ambiental y humano
La desaparición de estos frailejones pone en peligro la capacidad del páramo de Telecom y Merchán para retener y distribuir agua. Este daño amenaza actividades como la agricultura y el consumo humano, fundamentales para la población de Saboyá y municipios aledaños. Además, el páramo es hogar de animales como el oso de anteojos, aves endémicas y pequeños mamíferos que dependen de este frágil ecosistema para sobrevivir.
Una riqueza en riesgo
Los páramos de Colombia son únicos en el mundo, y Boyacá cuenta con algunos de los más extensos y biodiversos. Según expertos, un solo frailejón puede almacenar hasta 20 litros de agua. La pérdida de 247 ejemplares no solo implica menos agua disponible, sino una disminución significativa de la capacidad del ecosistema para regenerarse.
¿Qué se puede hacer?
La situación exige acciones inmediatas. Las autoridades ambientales deben reforzar la vigilancia en áreas protegidas y promover proyectos de restauración para recuperar las zonas afectadas. Asimismo, la educación ambiental es clave para concienciar a las comunidades sobre la importancia de conservar los páramos y su biodiversidad.
El llamado es claro: proteger nuestros páramos no solo es vital para las generaciones actuales, sino también para las futuras. La supervivencia del agua, la vida silvestre y nuestra propia existencia están en juego.