Septiembre 07 de 2024
Por: Rafael Avila
Cobalto “El Oro Azul”
El cobalto y el coltán son minerales esenciales en la producción de baterías
recargables de automóviles eléctricos, computadores, teléfonos celulares,
drones, misiles, satélites, y en general cualquier dispositivo o equipo que
conlleve circuitos electrónicos. La República Democrática del Congo posee el
80% de las reservas mundiales de cobalto y coltán, pero solo controla el 2.3 %
de la producción. Los verdaderos beneficiarios se reducen a la Anglo-Suiza
Glencore y las firmas chinas China Molybdenum (TFM) y CDM.
La mina ilegal de “Shabara” hace parte de la concesión “Mutanda”. Mutanda
es la mina de cobalto más grande del mundo, pertenece al gigante Anglo-Suizo
“Glencore” del que es copropietario el judío billonario Dan Gertler. EEUU está
muy interesado en el cobalto del Congo, y en junio de 2024 la administración
Biden, -en una medida a todas luces contradictoria en fundamento- propuso
pagar U$ 300 millones a Dan Gertler por la renuncia a su participación en tres
concesiones mineras en El Congo, una de las cuales es “Mutanda”. A cambio de
la renuncia y junto con el pago, EEUU retirará a Dan Gertler las sanciones por
corrupción impuestas por el tesoro americano en 2017. La acusación que se le
hizo entonces, fue el haber obtenido fraudulentamente las concesiones por
medio de sobornos a gobernantes del Congo. El actual gobierno congolés
argumenta que EEUU no puede comprar concesiones que fueron adquiridas
ilegalmente, y que El Congo no está en venta.
En los siguientes links se puede ver imágenes de la mina Shabara en actividad,
y un artículo del Financial Times referente a la oferta a Dan Gertler.
La cruda realidad histórica
El Congo ha sido la única colonia en la historia que ha pertenecido a una sola
persona. Desde 1885 hasta 1908, después que un consenso de países europeos
decidiera regalárselo, El Congo fue propiedad privada del Rey genocida
Leopoldo II de Bélgica. Para conseguir tan aberrante concesión, Leopoldo
convenció al resto de monarcas y lideres europeos, de que sería él, quien le
desvelaría a estos salvajes la infinita confraternidad cristiana, y que sería él,
quien traería la civilización a estas gentes bárbaras tan necesitadas de ella.
Pero la realidad, confirmada por la historia, fue que el único objetivo de este
monarca plutócrata, fue su enriquecimiento personal, sustentado en la
explotación de los recursos naturales del Congo y la esclavitud de sus gentes.
Uno de los perversos métodos que Leopoldo II usó para subyugar a la
población local, fue el secuestro de niños y mujeres, a quienes asesinaba si los
hombres no se sometían como esclavos, posteriormente, si estos no cumplían
con su cuota mínima de producción, les amputaba las manos y pies a sus
cautivas esposas e hijos.
Se estima que, durante su mandato, pudieron haber muerto de hambre,
exceso de trabajo, maltratos, torturas, y otras atrocidades, más de 10 millones
de congoleses, reduciendo la población a menos de la mitad.
-La barbarie no era congolesa, fue llevada allí, por Leopoldo II
Con la muerte de Leopoldo II, El Congo pasó a ser una colonia belga. Fieles a las
enseñanzas de su patriarca, los belgas continuaron durante otros 52 años con
la explotación y el genocidio. Después de una larga y penosa lucha de
emancipación, finalmente en 1960, los colonialistas belgas otorgaron la
independencia al Congo, pero no sin antes, obligarlos a aceptar el aberrante
compromiso de pagar la deuda externa de Bélgica, algo que sumió desde el
principio en la pobreza, al naciente país africano.
El líder de la independencia, el joven Patricio Lumumba, ganó las primeras
elecciones democráticas y se convirtió en el primer ministro del Congo el 30 de
junio de 1960. En un discurso histórico durante la ceremonia de
independencia, y en presencia del rey Balduino de Bélgica, Lumumba recordó
la inhumana esclavitud, injusticia y explotación de la que había sido víctima el
pueblo del Congo durante la colonia. Y clarificó que la independencia la habían
conseguido con la sangre y lágrimas de sus gentes, y no por concesión de
Bélgica. Igualmente, dejó claro que, desde ese momento en adelante, los
recursos naturales del Congo serían para El Congo y no para potencias
extranjeras. El potente discurso, considerado uno de los más importantes del
siglo XX, y que el rey consideró humillante para su persona, junto a la
renuencia a abandonar las riquezas del Congo, hicieron que los belgas
promovieran la secesión de la sureña, y rica en minerales, región de Katanga. Y
junto con la CIA, organizaron y financiaron un golpe de estado que terminaría –
76 días después de su posesión- con el derrocamiento de Lumumba y la
usurpación del poder por parte del coronel Mobutu Sese Seko.
Patricio Lumumba fue detenido por las tropas de Mobutu y enviado a Katanga,
donde sería fusilado en presencia de agentes de la CIA y del gobierno belga.
El golpista Mobutu, se mantendría en el poder hasta 1997 con el soporte de
EEUU, Belgica y Francia. Durante su dictadura de 37 años, se estima que pudo
haber robado unos 5 mil millones de dólares del Congo, algo similar a la deuda
externa del país para la época.
La extrema pobreza en la que Mobutu sumió al país, junto con el apoyo que
dio al genocidio de un millón de tutsis en la vecina Ruanda, provocó un
sangriento levantamiento del pueblo congolés, que terminaría con el
derrocamiento de Mobutu en marzo de 1997. Sin embargo, el sufrimiento del
Congo no terminaría con la partida del tirano. La participación de los vecinos
Ruanda y Uganda, que habían colaborado en la lucha contra Mobutu, y que
ahora buscaban retribución apropiándose de las minas congolesas de coltán,
sumado a la tumultuosa e inestable situación del momento, desembocaría en
un segundo conflicto, que se convertiría en el más sangriento en la historia de
la humanidad después de las dos guerras mundiales, que involucraría a 9
países africanos, que dejaría más de 5 millones de víctimas y que se conocería
como “La Guerra del Coltán”.
En el año 2002 el gobierno belga reconoció que representantes y miembros de
su gobierno, habían participado en el derrocamiento y asesinato del líder de la
independencia Patricio Lumumba, y pidió excusas a su familia y al pueblo del
Congo. Por su parte, en enero de 2014, Estados Unidos a través de su
Departamento de Estado, también aceptó su implicación en el derrocamiento y
asesinato de Lumumba.
Poco después de la ejecución y sepultura de Patricio Lumumba, el comisario de
la policía belga, Gerard Soete, por órdenes de su gobierno, desenterró los
restos de Lumumba, los descuartizó, y los disolvió en ácido sulfúrico.
Multinacionales financiadoras de milicias en El Congo
El M23 es una milicia ruandesa que se hace pasar como grupo rebelde
congolés, se estableció en El Congo desde la Guerra del Coltán. Según Global
Witness y reportes recientes de la ONU, el M23 cuenta con el apoyo y
financiación de potencias occidentales. Su propósito ha sido apoderarse por
medio del despojo de tierras y masacres, de las regiones del este del Congo
ricas en minerales. En la actualidad, el M23 controla una vasta zona donde
explota unas 2700 minas de las que extrae coltán, cobalto, estaño, tantalio,
cobre, tungsteno, litio, uranio, oro, diamantes y otros. La explotación se realiza
de manera esclavista y semi-esclavista, incluyendo mano de obra infantil.
Según Unicef, al menos 40.000 niños y niñas trabajan ilegalmente en estas
explotaciones. El producto es blanqueado y comerciado a través de Ruanda,
Uganda y Burundi. A pesar de no tener reservas, paradójicamente, Ruanda es
uno de los principales productores del mundo de coltán.
El ejercito congolés se ha visto impotente para detener el avance de las milicias
del M23 que continúan ampliando los territorios bajo su control. Las
actividades del M23 y otros grupos insurgentes, han causado el
desplazamiento forzado de más de 7 millones de personas, provocando una de
las crisis humanitarias más graves a nivel planetario.
Entre las multinacionales acusadas de beneficiarse de estas prácticas
criminales están: Tesla, Apple, Samsung, Panasonic, Vodafone, Google,
Microsoft, CALT, LG, y otras. Volkswagen y Siemens se asociaron en 2019 para
abrir una nueva planta de vehículos eléctricos en Ruanda, donde se
comercializa el cobalto y demás minerales robados del Congo.
En abril de 2024 mediante una carta enviada al director ejecutivo de
Apple, Tim Cook, un grupo de abogados contratados por el Gobierno de la
República Democrática del Congo aseguró que los iPhones, los computadores
Mac y otros dispositivos fabricados por la compañía estadounidense, están
“contaminados por la sangre del pueblo congoleño”:
El golpe de estado fallido en El Congo
No hay que hilar muy fino para darse cuenta que occidente intenta
reconquistar el Congo a como dé lugar.
Recientemente, el domingo 19 de mayo de 2024, en horas de la madrugada
local, un grupo de hombres armados liderados por el político congoleño y
residente en USA, Christian Malanga, iniciaron un golpe de estado que fracasó
estrepitosamente 24 horas más tarde. El líder, Christian Malanga, fue abatido
en la intentona, y 50 golpistas fueron arrestados. Entre los lideres detenidos se
encuentran tres ciudadanos estadounidenses, un británico (segundo al
mando), un canadiense y un belga.
Uno de los ciudadanos norteamericanos, Benjamín Reuben Zalman-Polun,
trabajó para Yossi Cohen, exdirector de la agencia de inteligencia israelí El
Mossad. Yossi Cohen fue deportado del Congo en 2019 por sospechas de
planear otro previo golpe de estado. Otro de los socios del pasado del
arrestado Benjamin Reuben Zalma-Polun, fue el judío billonario, dueño de la
mina de cobalto más grande del mundo, y posible agraciado del pago de U$
300 millones, Dan Gertler.
La participación de occidente en el genocidio, en la explotación de niños, la expoliación de
recursos naturales, la persistente violación de los derechos humanos, y el sufrimiento del
pueblo del Congo, se ha ocultado y tergiversado sistemáticamente por la prensa.
En el siguiente link se puede consultar un documental del diario La Vanguardia que enseña
parcialmente la problemática del coltán en El Congo, algunas estadísticas se quedan cortas,
en cualquier enciclopedia se puede fácilmente corroborar las cifras verdaderas.