Redacción: Disruptiva
Fuente: The New York Times
Fotografía: Foto de Brett Jordan en Unsplash
En un movimiento histórico, la ciudad de Nueva York ha establecido un nuevo salario mínimo para los repartidores de aplicaciones, sentando un precedente para toda la industria. A partir del 12 de julio, los repartidores de la ciudad tendrán derecho a un salario mínimo de $17.96 por hora, sin incluir propinas. Esta decisión marca la primera vez que se establece un salario mínimo de este tipo en los Estados Unidos, reflejando el crecimiento exponencial y la popularidad de la industria de reparto, especialmente durante la pandemia de COVID-19.
El anuncio del aumento salarial llega casi dos años después de que el Concejo Municipal de la ciudad aprobara una serie de proyectos de ley destinados a mejorar las condiciones laborales de los repartidores. El alcalde Eric Adams dio a conocer la nueva norma durante el fin de semana, la cual tendrá un impacto significativo en los aproximadamente 60,000 repartidores de Nueva York. Estos trabajadores son responsables de transportar diversos productos, incluyendo comidas para llevar y alimentos de supermercado.
Antes de esta nueva legislación, los repartidores de la ciudad ganaban en promedio aproximadamente $11 por hora, considerando propinas y gastos. Esta cantidad se encontraba por debajo del salario mínimo de Nueva York de $15 por hora. Un análisis realizado por la ciudad reveló que estos trabajadores también tenían que cubrir su propio seguro de salud, gastos comerciales y impuestos adicionales.
Se espera que la nueva ley incremente gradualmente el salario mínimo para los repartidores a al menos $19.96 por hora para el año 2025, con ajustes por inflación. Esto garantiza que los salarios de estos trabajadores se mantengan al ritmo del creciente costo de vida en la ciudad.
Los defensores de los derechos laborales y la protección de los trabajadores han celebrado este avance como un paso significativo para una industria que durante mucho tiempo ha carecido de salvaguardias suficientes. Ligia Guallpa, directora ejecutiva del Proyecto Justicia Laboral, un grupo de defensa laboral que hizo campaña a favor de la ley, expresó su creencia de que tendrá un impacto económico sustancial en los trabajadores y sus familias.
Los propios repartidores han recibido con agrado la decisión, señalando que el nuevo salario garantiza un ingreso decente para los trabajadores, independientemente de las fluctuaciones en las ganancias diarias. En los buenos días, ganan alrededor de $150 a través de Uber Eats, pero deben gastar $23 de esa cantidad para alquilar una bicicleta eléctrica.
Sin embargo, los críticos argumentan que la norma no compensa adecuadamente a los trabajadores. Brad Lander, el contralor de la ciudad y patrocinador original del proyecto de ley, cree que la ciudad diluyó la intención original de la ley bajo presión de grupos de presión. Lander sostiene que el aumento salarial real será de menos de $13 por hora, lejos de la tasa sugerida por la ciudad de $20 por hora.
Los oponentes de la legislación, incluidos los grupos de la industria, argumentan que los costos adicionales impuestos a las empresas podrían llevar a tarifas más altas para los consumidores y a la reducción o eliminación de propinas para los trabajadores. Advierten que algunas empresas pueden limitar el acceso a la aplicación para los trabajadores con menor frecuencia, dependiendo del modelo de pago elegido.
Sin embargo, datos históricos de la industria de vehículos de alquiler con conductor, que enfrentó aumentos salariales similares en 2019, sugieren que tales predicciones sombrías podrían no hacerse realidad. Un estudio realizado en 2020 sobre los efectos de ese aumento salarial reveló un aumento del 9% en el salario de los conductores y un aumento del 5.9% en las tarifas de los pasajeros. Además, los tiempos de espera de los clientes disminuyeron, lo que indica que la industria puede adaptarse a salarios más altos sin consecuencias negativas significativas.
Se espera que las empresas de reparto, que han disfrutado de beneficios sustanciales, tengan los medios para absorber los aumentos salariales. Según un informe de la ciudad, en 2022, los repartidores ganaron aproximadamente $4.32 por entrega, mientras que las empresas de reparto obtuvieron una ganancia bruta promedio de $4.19. Esto sugiere que los modelos de negocio de estas empresas no deberían depender de la explotación de sus trabajadores.
La implementación de este nuevo salario mínimo para los repartidores representa un paso crucial hacia una compensación más justa y mejores condiciones laborales en la industria de reparto. Al establecer un salario mínimo, la ciudad de Nueva York reconoce la importancia de valorar y proteger los derechos de los repartidores, quienes desempeñan un papel vital en la economía de la ciudad.
El aumento salarial no solo proporcionará estabilidad financiera para los repartidores, sino que también contribuirá a su bienestar general. Con mayores ingresos, estos trabajadores tendrán una mejor oportunidad de satisfacer sus necesidades básicas, apoyar a sus familias y alcanzar una calidad de vida decente. Este movimiento es especialmente significativo considerando las difíciles circunstancias a las que se enfrentan los repartidores, que incluyen los riesgos asociados con la pandemia de COVID-19 en curso, las condiciones climáticas adversas y los peligros de navegar por calles concurridas de la ciudad.
Si bien los críticos argumentan que el aumento salarial no es suficiente, es importante reconocer que este es un paso importante hacia adelante. Establecer un salario mínimo para los repartidores de aplicaciones sienta un precedente para que otras ciudades y estados sigan el ejemplo, fomentando estándares de compensación más justos en toda la industria. Además, el aumento gradual del salario mínimo en los próximos años demuestra un compromiso de mejorar continuamente las condiciones y los medios de vida de estos trabajadores.
La implementación de esta nueva política de salario mínimo sin duda tendrá efectos de gran alcance. Puede inspirar a otras ciudades y jurisdicciones a reevaluar los salarios y las condiciones laborales de sus propios repartidores. Además, puede fomentar el diálogo y el debate sobre cómo abordar los problemas más amplios relacionados con el trabajo por encargo, la clasificación de los trabajadores y la economía del trabajo por encargo en su conjunto.
A medida que la ciudad de Nueva York da este paso pionero, es crucial que todas las partes interesadas, incluidas las empresas de reparto, las organizaciones de trabajadores y los responsables políticos, participen en discusiones y colaboraciones continuas. Equilibrar las necesidades de los trabajadores con las realidades de dirigir un negocio es una tarea compleja, pero encontrar soluciones equitativas que garanticen una compensación justa y prácticas comerciales sostenibles es esencial.
En última instancia, el establecimiento de un salario mínimo para los repartidores de aplicaciones en la ciudad de Nueva York marca un logro significativo en la lucha por los derechos de los trabajadores y las prácticas laborales justas. Al valorar las contribuciones de estos trabajadores y garantizar su bienestar, la ciudad establece un ejemplo a seguir, fomentando un futuro más justo y equitativo para la economía del trabajo por encargo en su conjunto.